DAR FORMA A LA MATERIA: EL ECLECTICISMO DE JOAQUÍN ROCA-REY (Curaduría: Massimo Scaringella)

Espacio Germán Krüger Espantoso Del 12 de enero al 26 de marzo de 2023

Joaquin Roca-Rey (Lima 1923– Roma 2004), es uno de los artistas que marcaron el desarrollo de la escultura del siglo XX en Perú. Luego de años de frecuentar la Academia de Bellas Artes de Lima (de la cual luego se convertirá en profesor), se apasiona por la escultura en el taller del artista español Victorio Macho (Palencia 1887– Toledo 1966), pilar estético del art déco, que en ese tiempo vivía en Lima como exiliado. Posteriormente conoció y frecuentó al escultor, ensayista y poeta español Jorge Oteiza Enbil (Orio 1908 – San Sebastián 2003), considerado uno de los renovadores de la escultura española en los principios de las vanguardias de la abstracción, tales como el cubismo, el primitivismo y el expresionismo.

A mediados de los años 40 inició su camino artístico personal y una beca le permitió viajar en 1949 a Europa y realizar estudios de Historia del Arte en la Universidad de Florencia. Se sucedieron luego varias estadías en España, Portugal y Bélgica, pero en 1951 vuelve a Florencia para estudiar las obras de Pisanello, Paolo Uccello y Piero della Francesca, maestros que lo influirían profundamente. En esos años varias exposiciones sucesivas en Italia, Francia, España y Perú van delineando aquello que resultará en un prolongado proceso de experimentación con los principios evolutivos de la materia. En 1953 forma parte de la presencia peruana en la Bienal de San Pablo y es nombrado profesor en la Pontificia Universidad Católica de Lima y en la Facultad de Arquitectura de Lima. En 1963 se establece definitivamente en Italia, en Roma, manteniendo, sin embargo, intacto en su interior el puente entre la cultura peruana y la europea. Conjugando desde siempre estos dos mundos, Joaquín Roca-Rey ha buscado el alma de la creación dentro de la materia y del espacio. Una reflexión una elaboración continuas que vacían los contenidos y muestran cómo nosotros los seres humanos nos acercamos con dificultad a la ausencia de lo material. Una investigación, por ello, de naturaleza simbólica y espiritual que amplía el concepto de escultura en el arte. Sus obras se refieren claramente al mundo circunstante y –aunque quieren capturar la esencia de la materia– se inspiran en el deseo de superar su pluralidad y su complejidad estructural y relacional. Su hacer creativo opera desde un principio partiendo del extrañamiento de la mirada, sea en sus obras pictóricas o en las incisiones en sus esculturas, donde tanto en el mármol, el bronce, el hierro o el acero, la ocupación del espacio no es siempre homogénea. Presentan a menudo una apertura, una hendidura, una cavidad en la cual el artista, a través de la materia, exalta el valor del vacío, del infinito, del misterio y de la trascendencia. Y lo hace interrumpiendo y torciendo la imagen equilibrada de las formas creadas. El arte, como un sismógrafo sensible de los confines inciertos, nos interroga acerca de la naturaleza del ser humano, acerca de los sueños y deseos colectivos: es un viaje que evidencia lo que la vicisitud humana pueda tener de asombroso e imprevisible, más allá de cualquier forma o confín trazado. Podemos decir con certeza que la búsqueda artística de Joaquín Roca-Rey mantiene intacta su actualidad, pese al paso del tiempo, rompiendo con el espesor naturalista inerte de la imagen tradicional, tal como esta muestra notoriamente confirma.

Massimo Scaringella
(Curado) 

Joaquín Roca-Rey
(Lima 1923-Roma 2004)

Casado con Sandra Andreassi, de nacionalidad italiana. Estudió en la
Escuela Nacional de Bellas Artes de Lima, en donde fue profesor a partir de 1957. Trabajó con los escultores Victorio Macho Rogado (1957-1966) y Jorge de Oteiza Embil (1908-2003). Sus obras han sido presentadas en más de 40 exposiciones personales y 157 exposiciones colectivas en ciudades como Roma, Florencia, Carrara, París, Madrid, Barcelona, Lima, Cali, Venecia, Sao Paolo, México, Salzburgo, Ozaka, etc. Obtiene premios internacionales en el Salón Iberoamericano de Madrid en 1950, y el Premio Nacional de Escultura en 1952. Antes, en noviembre de 1951 había recibido el primer premio en escultura moderna organizado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, con ocasión del cuarto centenario de su fundación con una escultura de piedra labrada llamada “La Cabeza Azul” que representaba la cabeza de su hermano Ricardo.

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